Estamos de nuevo en el tema de las Fiestas.
Hacia 1.800, al construirse la nueva carretera a
Madrid, que dejaba fuera de servicio el antiguo camino (que pasaba por
el Santuario) y trasladarse la Feria a la población, buscando la natural
afluencia de
visitantes, las Romerías sufrieron una transformación de fechas.
Dando por sentado que la tradición de traer a la
Virgen se inicio después de la Batalla, resulta que en esa época se tenían que
alizar tres Romerías: una para traerla a finales de abril, otra para llevarla
después de pasadas las Fiestas de mayo y otra como visita obligada a la Feria
de agosto.
Al trasladarse la Feria al pueblo, la Virgen se
quedo en el durante el verano y cuando terminaba la feria, se devolvía a su ermita de las Barracas.
Esta situación se mantuvo inamovible hasta los
principios de los años cincuenta, en que algunos vecinos, cada vez con
mas insistencia, denunciaban la incongruencia de que la Virgen estuviera
en el pueblo
durante el verano, que es cuando apetece salir al campo, y hubiera que
ir a Belén en invierno.
El clero, poco propenso a efectuar cambios de cualquier clase, se
resistió todo lo que pudo, pero al comprobar que cada vez eran
menos las gentes que iban al Santuario y corría peligro de enfriarse la
devoción a la Virgen, cambio el orden de las fechas y para mitigar las
protestas
de los almanseños celosos de las tradiciones a ciegas, el Hermano
Mayor publico un articulo en la Revista de Fiestas de 1.956, titulado
CAMBIO DE ROMERÍAS, que no puede menos que reproducir.
Todos los españoles, con mas de 50 años, hemos visto en el
orden político varias etapas y formas de gobierno mas o menos rectas y felices,
pero todas, aun las mas desagradables, formando ya parte de la Historia.
Los católicos, con la misma edad, hemos visto tambien cambios en la
liturgia y en las normas Apostólicas sobre diversas materias, con
las que Romanos Pontífices, teniendo delante de los ojos las
circunstancias de
los tiempos, se acomodan a ellos, mediante estas modificaciones, sin que
estas
reformas se refieran a cosas sustanciales.
Muchos almanseños, sin embargo, no se dieron cuenta exacta
de las circunstancias de los tiempos presentes y por esto, cuando oyeron
hablar
del cambio de las Romerías, y por lo mismo del tiempo de permanencia de
la imagen de la Santísima Virgen en el Santuario y en la Ciudad, se
sintieron tradicionales y no aprobaban esta reforma.
Yo, sin que quiera con estas lineas fustigar a estos, si deseo hacerles
comprender algunos de los motivos que indujeron a la reforma.
Uno de ellos, ciertamente muy secundario, pero que hay que
tener en cuenta, es la afición turística que practica el mundo actual.
No cabe
duda que la estancia de la Virgen en el Santuario durante el verano
servirá para dirigir hacia el buen numero de turistas, sobre todo el día
que tengamos
terminada la carretera. Pero aunque prescindamos de los forasteros,
servirá, al
menos, para nosotros, los amantes de la Virgen.
El principal motivo, para mi, es el siguiente: Hace años,
quizá los últimos del pasado o primeros de este siglo, todos y cada uno
de los
sacerdotes con residencia en Almansa, pasaban una semana en el
Santuario, dando
culto diario a la Patrona durante los meses de su permanencia en el
mismo. Pasaron los años y ya no era posible esto. Solo el Hermano Mayor o
uno de los Sacerdotes podía desplazarse la víspera de los domingos y
dias festivos para que
no le faltase el culto a la Patrona, al menos, una vez a la semana.
Mas recientemente, antes de la guerra, aun era posible por
las circunstancias económicas del Santuario, que un sacerdote, después de decir
Misa en la población, binase en el Santuario, haciendo el viaje la mayoría de
las veces en un coche... Después de la guerra no creo necesario enumerar las
causas por las cuales no ha sido posible seguir dando culto a la Virgen delante
su estancia en el Santuario.
¿Puede extrañar al verdadero devoto de la Virgen este cambio
introducido?... Creo que es razonable y lógico pensar que durante el
verano recibirá mas frecuentes visitas de sus devotos y de sus amantes
hijos. Aceptemos,
pues, todos esta reforma, que se adapta mejor a los tiempos y
circunstancias
presentes.
Quiera Dios que desde este año podamos tributar a la Patrona
el culto que merece, durante su estancia en el Santuario. Pero tengamos
presente que no solo ha de ser obra del sacerdote, sino que tambien han
de cooperar
los que se llaman hijos y devotos de Maria...¿Como?... Con sus limosnas,
con su
presencia y con sus oraciones.
/Adelante, pues, y que este verano la Ermita del Santuario
sea pequeña para recibir a todos sus devotos/. Así lo Espera.
EL HERMANO MAYOR:
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