miércoles, 3 de julio de 2013

Almansa bajo la tutela de Don Fernando Manuel

Nació este extraordinario personaje un 6 de mayo de 1.282, en Escalona, y su vida, de la que se han ocupado cientos de autores, es lo bastante conocida para que podamos resumirla en un ligero esbozo biográfico, con lo cual aprovecharemos tiempo y espacio en los asuntos que se relacionaron de modo directo y muy importante, con Almansa. Caso este infante por vez primera don Doña Isabel, infante de Mallorca, de la cual no tuvo descendencia. Doña Constanza de Aragon fue su segunda esposa. Hija del Rey Jaime II, estuvo depositada en Villena en espera de alcanzar la edad núbil para consumar el matrimonio, del cual nación doña Constanza "la de los tristes destinos", cuya mano fue pedida por el rey de Castilla, Alfonso XI con el fin de granjearse la voluntad o simpatía del belicoso infante. Sin embargo, fue repudiada por el monarca antes de solemnizar el matrimonio, lo que origino una sangrienta lucha con el ofendido padre. La desgraciada infanta fue posteriormente dada en matrimonio a don Pedro de Portugal, quien la abandono por Ines de Castro.

De este segundo matrimonio tuvo tambien don Juan Manuel a doña Beatriz y a dos niños mas, que murieron de corta edad. En terceras nupcias caso con doña Blanca de la Cerda y Lara, heredera de los importantes señoríos de Lara y de Vizcaya, y de este matrimonio nacieron: D. Fernando Manuel, heredero de los estados de su padre, y doña Juan Manuel, que obtuvo los de Lara y Vizcaya. Fueron hijos bastardos de don Juan Manuel: Don Sancho Manuel y D. Enrique Manuel, Conde de Cointra en Portugal y de Montealegre en España.

En 7 de marzo de 1.333, Alfonso IV le concedió el titulo de Príncipe de Villena y posteriormente (17 de mayo de 1.336), Pedro IV de Aragon, a petición del propio príncipe, le concedió que pudiera llamarse Príncipe o Duque de Villena, como gustara. Pero en ambas ocasiones tuvo que comprometerse a no acuñar moneda propia, que tal vez era lo que mas deseaba, ya que no uso nunca de los títulos, prefiriendo encabezar sus escritos como "Fijo del infante don Manuel".

Fue suegro de dos reyes, Corregente del reino de Castilla y Leon. Su poderío en aquella España se explica fácilmente diciendo que "podia ir del reino de Navarra hasta el reino de Granada, pasando cada no- che en villa cercada et castillos suyos". Ninguno, entre los próceres castellanos, personifica mas enérgicamente que el príncipe don Juan Manuel al señor feudal de la dinastía de Sancho IV. Su idea de como debía ser la educación intelectual de la nobleza, la recogemos de Amador de los Ríos (Historia Critica de la Literatura Española.- 11a. parte.- Capitulo XIII." Suc. de Alfonso el Sabio", Madrid, 1.863).

"Desde pasaren (los nobles) de cinco años adelante (escribia el señor de Peñafiel) deuen comencar a les mostrar leer; pero con falago et sin premia. Et este leer deue seer tanto a lo menos fasta que sepa fablar et entender latin. Et despues deuen facer quanto pudieren por que tomen plazer el leer las coronicas de los grandes fechso et de las grandes conquistas et de los fechos de armas et de cavallerias que acaescieron; et en como los grandes sennores llegaron a grandes estados, por su bondat et por su esfuerco, et quanto mal passaron en su vida..., et quant mala fama dexaron de si los emperadores et los reyes et grandes sennores que ficieron malas obras et fueron medrosos et flacos de coracon."

Y en otra parte:

"Los libros que yo fasta aqui he fechos, son doze: el primero tracta de la razon por que fueron dadas al Infante Don Manuel, mio padre, estas armas que son alas et leones et por que yo, et mio fijo legitimo, heredero et herederos del mi linaje podemos facer caualleros, non seyendolo nos, et de la fabla que fizo conmigo el Rey don Sancho en Madrid ante de su muerte: et el otro de "Castigos et Consejos", que do a mi fijo Ferrando, et son todas cosas que yo probe: el otro libro es el de los "Estados", et el otro es el "Libro del Cauallero et del Escudero"; et el otro el de la "Caualleria"; et el otro la "Coronica Abreuiada"; et el otro la "Coronica Complida"; et el otro el "Libro de los Engennos"; et el otro el "Libro de la Caza"; et el otro el "Libro de las Cantigas", que yo fiz: et el otro de las "Reglas como se deuen trouar".


Antes de su muerte, ocurrida probablemente en Córdoba entre los meses de abril a junio de 1.348, según opina don Jose Maria Soler Garcia (La Relación de Villena), dejo establecida la sucesión de sus estados en la forma siguiente:

Nombra heredero universal a su hijo don Fernando, salvo en lo que establece para sus hijas doña Juana y doña Constanza y para el monasterio de frailes Predicadores de Peñafiel. Lega a Dña. Constanza ochocientos mil maravedis que habra de entregarle su hermano don Fernando tan pronto como aquella contraiga matrimonio, en cuyo momento renunciara a los derechos que tenga sobre los lugares y castillos que le deja de por vida, y que son Cartagena, Villena, Salvatierra, Sax, Yecla, Almansa, Tobarra, Hellin, Isso y Librilla; derechos sobre Molina-Seca, Iniesta, villa del Castillo de Garci-Muñoz, Cifuentes, Palazuelos y Val de San Garcia, mas Galve y Aza. A doña Juana le deja, hasta el momento de su matrimonio, Escalona con su termino, que habra de devolver a su hermano D. Fernando tan pronto se case, siempre que este le entregase quinientos mil maravedis. Si don Fernando muriese sin hijos, todos sus derechos habrian de pasar a su hermana doña Constanza, y los de esta, a su otra hermana doña Juana, en las mismas condiciones anteriormente establecidas.

La primera noticia que tenemos de don Juan Manuel, relacionada directamente con Almansa, data de 1.316. Se trata de un documento de deslinde y amojonamiento de terminos entre la ciudad de Chinchilla y la población de Almansa, establecido en contra de la voluntad de los almanseños, que perdían, con su firma, sus derechos de posesión de los lugares de Alpera, Bonete y Carcelen, que le habían sido otorgados, como sabemos, "para siempre jamas", por Alfonso X, cincuenta años atrás.

Pretel Mario dice que, en 13 de septiembre de 1.266, Jaime I dio a don Guillem de Rocafull, el lugar y Castillo de Alpera "a pesar de que poco antes Alfonso X lo había concedido a los castellanos de Almansa".

Esto pudiera probar que el aragonés rescato Almansa de los moros sublevados, luchando contra ellos cerca de Alpera, entregando aquel territorio al caballero de su hueste que mas se había distinguido en el combate. Pero esta donación, no justifica en si, que el termino se desgajara y se incorporase al de Chinchilla. Mas adelante, al tratar el tema del Pantano, veremos que el Concejo de Almansa reclamaba a la Corona el termino de Alpera "que le había sido usurpado".

Tal vez el propio don Juan Manuel no fuera ajeno a este atropello, obligado acaso por sus constantes intrigas, dobles alianzas, escaramuzas sin fin y otras aventuras, a pagar con este territorio de Alpera, las ayudas en hombres y bagajes de guerra que los de Chinchilla le habrían prestado en alguna ocasión; ayuda que Almansa no estaba en condiciones de prestarle por su reducida población.

Después de puestos los mojones en fecha que ignoramos, los conflictos entre los vecinos de Alpera y Almansa fueron constantes y subían de tono, por lo que se hizo precisa la intervención de don Juan Manuel, por medio de su "brazo derecho", el honrado Sancho Ximenez de Lanclares, que sanciono el documento de deslinde.

Aunque en el citado documento -que luego veremos- se manifieste repetidamente que ambos Concejos estaban de acuerdo, los almanseños no podían estarlo. Y no lo estaban porque, con la perdida de Alpera, Carcelen y Bonete, corrían el grave peligro de perder tambien las aguas que les llegaban del primero de los lugares.

Previniendo esto, tuvieron gran cuidado los almanseños, de que en el documento quedase reflejado este irrenunciable derecho, ya que sin este reconocimiento por parte de los de Alpera, los de Almansa podían verse privados en cualquier momento del agua, como posteriormente sucedería en numerosas ocasiones al cortar o desviar la acequia desde Alpera, lo que ocasiono infinidad de conflictos entre las dos poblaciones. La acequia -cuya utilidad ya gozaron los almohades- estaba derrumbada en muchos lugares, por los años que había permanecido abandonado el territorio y requería ser puesta de nuevo en funcionamiento, una vez que el problema de las tierras se había resuelto. Pero como los mas necesitado de una buena canalización, eran los almanseños, no tuvieron mas remedio que encargarse ellos de su reconstrucción.

Al mismo tiempo que se acordaba esta obra, se establecieron las normas que regirían el uso y disfrute de aquellas aguas por parte de ambos Concejos, cuyo escrito presentaron a don Juan Manuel, para que lo sancionara como era de rigor.

Los que atribuyen la paternalista de la canalización de las aguas citadas a estos almanseños de la época de don Juan Manuel, se basan, sin duda, en la extracta interpretación de la letra del documento, que dice:

"... et establescemos que vos el Concejo de Almansa fagades una acequia por do podades levar toda el agua que viniere de Alpera..." Sin embargo, no es posible que existiesen molinos antes que agua. Y eso es lo que nos dice el mismo documento en otro párrafo. "...por que esta dicha acequia no se seque y los molinos que se y fizieren no se pierdan..."

Pero de todo esto nos vamos a enterar con mas detalles mas adelante al hablar del Pantano.

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