domingo, 7 de julio de 2013

El Marquesado de los Pachecos I

El linaje de los Pacheco tuvo su raíz en Portugal, en cuyo reino estaba considerado como uno de los mas nobles. Su origen, al decir de muchos cronistas, se remonta, nada menos, que a la época romana, citando a un general llamado Viminio Pacieco, que sirvió a Julio Cesar en Andalucia. En España, los caballeros de este apellido acreditaron su nobleza prestando valiosos servicios que dieron origen a sus títulos y propiciaron repetidos enlaces con las mas ilustres y poderosas casas españolas.

Los padres de don Juan Pacheco, primer Marques de Villena de este linaje, fueron don Alfonso Tellez Giron (hijo segundo-genito de doña Teresa Tellez Giron, señora del estado de Frechoso, de la gran raza feudal de los Giron y de su marido Martin Vazquez de Acuña, primer Conde de Valencia y de doña Maria Pacheco, señora de la villa de Belmonte y su tierra, hija a su vez de Juan Fernandez Pacheco, señor de Ferreira, Penela y otros lugares; Rico- hombre de Portugal y Castilla, Alcaide de Santaren, Guarda Mayor del Rey Juan I de Portugal y primer señor de la villa de Belmonte y su tierra en La Mancha (Cuenca).c Juan Pacheco tuvo un hermano llamado Pedro Giron; Rico-hombre, Maestre de la Orden de Calatrava, Señor de Ureña y Osuna y progenitor de la rama de Giron, (o Tellez Giron), condes de Ureña, Duques de Osuna, Marqueses de Peñafiel, etc.

Juan Pacheco, hijo primogénito, tomo el apellido de su madre y fue, como ya hemos dicho, primer Marques de Villena de este linaje y, además, Conde de Xiquena, Duque de Escalona, Maestre de Santiago y Gran Valido del Rey Enrique IV de Castilla, que le hizo merced de dichos títulos.

Este monarca fue digno sucesor de su padre, Juan II, en cuanto se refiere a condiciones negativas para gobernar y hasta le supero con creces en debilidad y desgana. Como su padre, abandono el gobierno de Castilla en manos de privados a los que otorgo cuanto desearon, con tal de que le aliviasen de la responsabilidad de gobernar, para poder dedicar su tiempo vagando por los bosques admirando la naturaleza, sumido en ensueños acaso quiméricos, o entonando canciones melancólicas.

Tal vez fuera su personalidad, un tanto anacrónica para desempeñar en aquella turbulenta época el papel de Rey, la baza mas importante que jugaron sus enemigos al imputarle una nunca bien demostrada impotencia, cuya repercusión, en la Historia de España es suficientemente conocida.

Juan Pacheco se crío y educo en el Palacio Real, El futuro nuevo Marques de Villena, caso por vez primera muy joven, (entre los 14 y 15 años) por iniciativa, presión y conveniencia de don Alvaro de Luna, con doña Juana de Luna, llamada "Angelina" -se- gun refieren los Sres. Garcia Carraffa a quienes sigo- prima hermana del Condestable e hija legitima de Fray Rodrigo de Luna, Gran Castellan de Amposta y primera dignidad de la Orden de Jerusalen en Aragon, habida en Angelina Cerrialda.

Estos desposorios se efectuaron en Toledo, el 27 de septiembre de 1.435. Contra la invalidez de esta unión reclamo insistentemente Pacheco, hasta que gano sentencia del Vicario General de la Diócesis de Segovia, Diego Ramirez de Rivas, en 13 de Febrero de 1.442, por la cual se declaro la nulidad de aquel matrimonio celebrado contra la voluntad del contrayente. No hay que decir que este fallo enojo sobremanera a don Alvaro de Luna.

En aquel mismo año, contrajo Pacheco segundas nupcias con doña Maria Portocarrero, señora de Noguer y de Villanueva del Fresno, ultima de la ilustre familia de Portocarrero y una de las mas ricas de Castilla.

De este matrimonio tuvo varios hijos. Los tres primeros y varones fueron los continuadores de las familias feudales "Pacheco", "Portocarrero" y "Giron", en los cuales instituyo don Juan tres mayoradgos. Y como dividió entre ellos sus estados, se dividieron tambien los apellidos, llamándose:

1'. Diego Lopez Pacheco, segundo de tal nombre y heredero del primer mayoradgo, que luego volveremos a tratar.

2'. Pedro Portocarrero, heredado con el segundo mayoradgo con los estados de Moguer y Villanueva del Fresno, de los que fue Señor, asi como el continuador de la casa y apellido "Portocarrero". Formo las grandes lineas de los Marqueses de Villanueva del Fresno y Barcarrota, de los Condes de Montijo, Grandes de España, de los Condes de la Puebla del Maestre, de los Marqueses de Alcala de la Alameda y de la Torre de las Sirgadas y otras.

3'. Alonso Tellez Giron, apellido asi como poseedor del tercer mayoradgo instituido por su padre, que imponia el apellido Giron en memoria de su abuela paterna doña Teresa Tellez Giron y tambien el de Pacheco, pero alternandoles en los sucesores de este mayoradgo, por lo que uno tenia que llamarse Alonso Tellez Giron y otro Juan Pacheco, sucesivamente. Fue señor de Montalban e hizo la linea de los Condes de la Puebla de Montalban, despues, por alianza, Duques de Uceda, Grandes de España y ultimamente Duques de Escalona y Frias, tambien Grandes de España.

Los restantes hijos de este segundo matrimonio de don Juan Pacheco fueron los siguientes:

4'. Rodrigo Pacheco, que murio sin sucesion.

5'. Alonso Pacheco, Caballero de Calatrava, que murio en accion de guerra en la vega de Granada.

tel, cuarto Conde de Benavente.

7'. Catalina Pacheco, esposa de Alonso Fernandez de Cordoba, llamado de Aguilar por el señorio de este nombre, de quienes descienden los marqueses de Priego.

8'. Beatriz Pacheco, que caso con Rodrigo Ponce de Leon, Duque de Cadiz, del que no tuvo hijos.

9'. Juana Pacheco, que efectuo su enlace con Diego Fernandez de Cordoba, primer Marques de Comares, Alcaide de los Donceles. 10'. Francisca Pacheco, mujer de Iñigo Lopez de Mendoza, segundo Conde de Tendilla y primer Marques de Mondejar.

11'. Maria Pacheco, casada con Fernando Alvarez de Toledo, conde de Oropesa.

Viudo de doña Maria de Portocarrero, don Juan Pacheco, volvio a casarse en 1.472, en la villa de Peñafiel, con doña Maria de Velasco (hija de Pedro Fernandez de Velasco, segundo Conde de Haro y sexto Condestable de Castilla y de su mujer doña Mencia de Mendoza, hermana del primer Duque del Infantado).

De este matrimonio tuvo una hija llamada Maria Pacheco de Velasco, esposa de Diego de Cardenas, primer Duque de Maqueda.

Finalmente citaremos los hijos ilegitimos habidos de doña Catalina de Ludeña, dama noble vecina de Madrid, que fueron:

Beatriz Pacheco, llamada tambien Maria en algunas antiguas historias, que caso con Rodrigo Portocarrero, primer conde de Medellin. Viuda doña Beatriz, caso en segundas nupcias con Alonso de Silva, segundo conde de Cifuentes, y finalmente Isabel Pacheco, a la que su padre caso con Pedro Lopez de Padilla, Adelantado Mayor de Castilla.

Don Juan Pacheco, segun coinciden todos los cronistas, era un personaje dotado de una ambición sin limites: "de palabra elocuente, trato afable y gran imaginacion para inventar intrigas y promover disturbios", encontró campo adecuado para sus facultades en el ambiente de los reinados de Juan II y Enrique IV de Castilla, de quien fue su Doncel, favorito unas veces, enemigo otras y siempre dominador.

Puesto por don Alvaro de Luna en el séquito del entonces Príncipe de Asturias, supo captarse pronto su entera confianza, guiándolo con sus perniciosos consejos en las frecuentes disensiones con su padre.

Su política se basaba en fomentar la lucha entre los poderosos, sin escrúpulos para halagar y ayudar a unos u otros, según le resultara ventajoso.

do ser cosa vedada ante, diz que Vos lo metedes e ponedes taberna, lo que diz que sy asy ovyese de pasar, el dicho Concejo rescebyria gran agravyo e daño e pidieronme por merced que sobre ello les proveyese e Yo diles esta mi carta para Vos por la qual vos mando que agora e de aqui adelante cada e quanto el dicho Concejo quysyere e entendiere queles cunple, les dedes lybre mente lugar para que metan el dicho vyno para su provysion e para vender enla dicha mi villa e todos los quelos quieran traer, que en esto ni en las otras cosas osares alos vezinos e moradores dela dicha my villa non vos entrometades a husar del dicho oficio del alcaldia de sacas en quan toca alas cosas que ellos quieran pasar delos reynos de Aragon a Castilla. E mi voluntad es que sean asuntos de Vos el dicho Alcalde delas sacas pagando los otros derechos e diezmos que acostunbran a pagar al Rey nuestro Señor por lo que por esta mi carta los do lycencia no enbargare qual quier veda ni que sea fecho por quanto asy cunple a servycio del Rey nuestro Señor e al pro e byen e poblamiento dela dicha my villa e non fagades enda al so pena dela mi merced e diez mill maravedis para la my camara. Fecha enla cibdad de Burgos a veinte e ocho dias de setienbre año des nascimiento de nuestro Señor Ihu Xpo, de mill e quatrocientos e cincuenta e doss años. El Marques. E yo Juan Ferrer de Fermosilla, Secretario del principe nuestro Señor e del Marques mi Señor, la fiz escrevyr por su mandado, la qual dicha carta del Marques nuestro Señor estava sellada con sello de cera colorada en las espaldas."

No debe extrañarnos que en una economía tan pobre como la de aquella época, el vino fuese una fuente de riqueza digna de tenerse en cuenta. En 1.467 (legajo 1, folio 85 vuelto), se escribió lo siguiente:

"En diez e siete dias de agosto de sesenta e sete años. Este dia estando juntados en la camara de Concejo los honrrados Juan e Loys Navarro e Martin Ximenez e Diego Martinez de Paterna Regidores, todos oficyales dela dicha villa hordenaron que por quanto es Vso e costunbre enesta dicha villa que mientras que oviese vino enesta dicha villa que non se meta vino enella para vender por quese venda el vino dela villa hordenaron que ninguno ni algunos vezinos ni barranos non sean osados de traer vino de fuera parte para vender e qual quier quelo troxiere que pierda el vino e los odres e que pague seys cientos maravedis de pena, pero que qual quier vezino que oviere menester vino para su provision que demande acerca alos oficyales con juramento que faga que lo quiere para su provision quelo pueda fazer syn pena ninguna.

En 1.470, Diego Lopez de Pacheco, envía una carta al Concejo de la villa de Almansa, alarmado por el hecho de que los Hidalgos de la misma estaban comprando muchas propiedades. Y era para preocuparse, porque como los Hidalgos no pagaban tributos, al pasar las fincas de los pecheros a su poder, las rentas del Marques disminuían notablemente. Por tal causa, recordaba a las autoridades de la villa sobre la costumbre que existía de que los "fijos- dalgo" continuasen pechasen por los bienes comprados de pecheros, bajo la pena correspondiente, como era de rigor.  

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