El linaje de los Pacheco tuvo su raíz en Portugal,
en cuyo reino estaba considerado como uno de los mas nobles. Su origen,
al decir de muchos cronistas, se remonta, nada menos, que a la época
romana, citando
a un general llamado Viminio Pacieco, que sirvió a Julio Cesar en
Andalucia. En
España, los caballeros de este apellido acreditaron su nobleza prestando
valiosos servicios que dieron origen a sus títulos y propiciaron
repetidos enlaces
con las mas ilustres y poderosas casas españolas.
Los padres de don Juan Pacheco, primer Marques de
Villena de este linaje, fueron don Alfonso Tellez Giron (hijo
segundo-genito de
doña Teresa Tellez Giron, señora del estado de Frechoso, de la gran raza
feudal
de los Giron y de su marido Martin Vazquez de Acuña, primer Conde de
Valencia y
de doña Maria Pacheco, señora de la villa de Belmonte y su tierra, hija a
su
vez de Juan Fernandez Pacheco, señor de Ferreira, Penela y otros
lugares; Rico-
hombre de Portugal y Castilla, Alcaide de Santaren, Guarda Mayor del Rey
Juan I
de Portugal y primer señor de la villa de Belmonte y su tierra en La
Mancha
(Cuenca).c
Juan Pacheco tuvo un hermano llamado Pedro Giron;
Rico-hombre, Maestre de la Orden de Calatrava, Señor de Ureña y Osuna y
progenitor de la rama de Giron, (o Tellez Giron), condes de Ureña,
Duques de Osuna,
Marqueses de Peñafiel, etc.
Juan Pacheco, hijo primogénito, tomo el apellido
de su madre y fue, como ya hemos dicho, primer Marques de Villena de
este linaje y, además, Conde de Xiquena, Duque de Escalona, Maestre de
Santiago y Gran
Valido del Rey Enrique IV de Castilla, que le hizo merced de dichos
títulos.
Este monarca fue digno sucesor de su padre, Juan
II, en cuanto se refiere a condiciones negativas para gobernar y hasta le supero con creces en debilidad y desgana.
Como su padre, abandono el gobierno de Castilla en
manos de privados a los que otorgo cuanto desearon, con tal de que le aliviasen
de la responsabilidad de gobernar, para poder dedicar su tiempo vagando por los
bosques admirando la naturaleza, sumido en ensueños acaso quiméricos, o entonando canciones melancólicas.
Tal vez fuera su personalidad, un tanto anacrónica
para desempeñar en aquella turbulenta época el papel de Rey, la baza mas
importante que jugaron sus enemigos al imputarle una nunca bien
demostrada impotencia, cuya repercusión, en la Historia de España es
suficientemente conocida.
Juan Pacheco se crío y educo en el Palacio Real,
El futuro nuevo Marques de Villena, caso por vez
primera muy joven, (entre los 14 y 15 años) por iniciativa, presión y
conveniencia de don Alvaro de Luna, con doña Juana de Luna, llamada
"Angelina" -se-
gun refieren los Sres. Garcia Carraffa a quienes sigo- prima hermana del
Condestable e hija legitima de Fray Rodrigo de Luna, Gran Castellan de
Amposta y
primera dignidad de la Orden de Jerusalen en Aragon, habida en Angelina
Cerrialda.
Estos desposorios se efectuaron en Toledo, el 27
de septiembre de 1.435. Contra la invalidez de esta unión reclamo
insistentemente Pacheco, hasta que gano sentencia del Vicario General de
la Diócesis de
Segovia, Diego Ramirez de Rivas, en 13 de Febrero de 1.442, por la cual
se declaro la nulidad de aquel matrimonio celebrado contra la voluntad
del contrayente. No hay que decir que este fallo enojo sobremanera a don
Alvaro de Luna.
En aquel mismo año, contrajo Pacheco segundas nupcias con doña Maria Portocarrero, señora de Noguer y de Villanueva del Fresno,
ultima de la ilustre familia de Portocarrero y una de las mas ricas de Castilla.
De este matrimonio tuvo varios hijos. Los tres
primeros y varones fueron los continuadores de las familias feudales "Pacheco",
"Portocarrero" y "Giron", en los cuales instituyo don Juan tres mayoradgos. Y
como dividió entre ellos sus estados, se dividieron tambien los apellidos, llamándose:
1'. Diego Lopez Pacheco, segundo de tal nombre y
heredero del primer mayoradgo, que luego volveremos a tratar.
2'. Pedro Portocarrero, heredado con el segundo
mayoradgo con los estados de Moguer y Villanueva del Fresno, de los que
fue Señor, asi como el continuador de la casa y apellido "Portocarrero".
Formo las
grandes lineas de los Marqueses de Villanueva del Fresno y Barcarrota,
de los
Condes de Montijo, Grandes de España, de los Condes de la Puebla del
Maestre,
de los Marqueses de Alcala de la Alameda y de la Torre de las Sirgadas y
otras.
3'. Alonso Tellez Giron, apellido asi como poseedor del tercer mayoradgo
instituido por su padre, que imponia el apellido Giron
en memoria de su abuela paterna doña Teresa Tellez Giron y tambien el de
Pacheco, pero alternandoles en los sucesores de este mayoradgo, por lo
que uno tenia
que llamarse Alonso Tellez Giron y otro Juan Pacheco, sucesivamente. Fue
señor
de Montalban e hizo la linea de los Condes de la Puebla de Montalban,
despues,
por alianza, Duques de Uceda, Grandes de España y ultimamente Duques de
Escalona y Frias, tambien Grandes de España.
Los restantes hijos de este segundo matrimonio de
don Juan Pacheco fueron los siguientes:
4'. Rodrigo Pacheco, que murio sin sucesion.
5'. Alonso Pacheco, Caballero de Calatrava, que
murio en accion de guerra en la vega de Granada.
tel, cuarto Conde de Benavente.
7'. Catalina Pacheco, esposa de Alonso Fernandez
de Cordoba, llamado de Aguilar por el señorio de este nombre, de quienes descienden los marqueses de Priego.
8'. Beatriz Pacheco, que caso con Rodrigo Ponce de
Leon, Duque de Cadiz, del que no tuvo hijos.
9'. Juana Pacheco, que efectuo su enlace con Diego
Fernandez de Cordoba, primer Marques de Comares, Alcaide de los Donceles.
10'. Francisca Pacheco, mujer de Iñigo Lopez de
Mendoza, segundo Conde de Tendilla y primer Marques de Mondejar.
11'. Maria Pacheco, casada con Fernando Alvarez de Toledo, conde de Oropesa.
Viudo de doña Maria de Portocarrero, don Juan Pacheco, volvio a casarse
en 1.472, en la villa de Peñafiel, con doña Maria de
Velasco (hija de Pedro Fernandez de Velasco, segundo Conde de Haro y
sexto Condestable de Castilla y de su mujer doña Mencia de Mendoza,
hermana del primer
Duque del Infantado).
De este matrimonio tuvo una hija llamada Maria Pacheco de Velasco, esposa de Diego de Cardenas, primer Duque de Maqueda.
Finalmente citaremos los hijos ilegitimos habidos
de doña Catalina de Ludeña, dama noble vecina de Madrid, que fueron:
Beatriz Pacheco, llamada tambien Maria en algunas
antiguas historias, que caso con Rodrigo Portocarrero, primer conde de
Medellin. Viuda doña Beatriz, caso en segundas nupcias con Alonso de
Silva, segundo
conde de Cifuentes, y finalmente
Isabel Pacheco, a la que su padre caso con Pedro
Lopez de Padilla, Adelantado Mayor de Castilla.
Don Juan Pacheco, segun coinciden todos los cronistas, era un personaje dotado de una ambición sin limites: "de palabra elocuente, trato afable y gran imaginacion para inventar intrigas y promover disturbios", encontró campo adecuado para sus facultades en el ambiente de los
reinados de Juan II y Enrique IV de Castilla, de quien fue su Doncel, favorito
unas veces, enemigo otras y siempre dominador.
Puesto por don Alvaro de Luna en el séquito del
entonces Príncipe de Asturias, supo captarse pronto su entera confianza,
guiándolo con sus perniciosos consejos en las frecuentes disensiones
con su padre.
Su política se basaba en fomentar la lucha entre
los poderosos, sin escrúpulos para halagar y ayudar a unos u otros, según le
resultara ventajoso.
do ser cosa vedada ante, diz que Vos lo metedes e ponedes taberna, lo
que diz
que sy asy ovyese de pasar, el dicho Concejo rescebyria gran agravyo e
daño e
pidieronme por merced que sobre ello les proveyese e Yo diles esta mi
carta para Vos por la qual vos mando que agora e de aqui adelante cada e
quanto el dicho Concejo quysyere e entendiere queles cunple, les dedes
lybre mente lugar
para que metan el dicho vyno para su provysion e para vender enla dicha
mi villa e todos los quelos quieran traer, que en esto ni en las otras
cosas osares
alos vezinos e moradores dela dicha my villa non vos entrometades a
husar del
dicho oficio del alcaldia de sacas en quan toca alas cosas que ellos
quieran
pasar delos reynos de Aragon a Castilla. E mi voluntad es que sean
asuntos de
Vos el dicho Alcalde delas sacas pagando los otros derechos e diezmos
que acostunbran a pagar al Rey nuestro Señor por lo que por esta mi
carta los do lycencia no enbargare qual quier veda ni que sea fecho por
quanto asy cunple a servycio del Rey nuestro Señor e al pro e byen e
poblamiento dela dicha my villa e
non fagades enda al so pena dela mi merced e diez mill maravedis para la
my camara. Fecha enla cibdad de Burgos a veinte e ocho dias de
setienbre año des
nascimiento de nuestro Señor Ihu Xpo, de mill e quatrocientos e
cincuenta e
doss años. El Marques. E yo Juan Ferrer de Fermosilla, Secretario del
principe
nuestro Señor e del Marques mi Señor, la fiz escrevyr por su mandado, la
qual
dicha carta del Marques nuestro Señor estava sellada con sello de cera
colorada
en las espaldas."
No debe extrañarnos que en una economía tan pobre
como la de aquella época, el vino fuese una fuente de riqueza digna de tenerse
en cuenta. En 1.467 (legajo 1, folio 85 vuelto), se escribió lo siguiente:
"En diez e siete dias de agosto de sesenta e sete años. Este
dia estando juntados en la camara de Concejo los honrrados Juan e Loys
Navarro
e Martin Ximenez e Diego Martinez de Paterna Regidores, todos oficyales
dela
dicha villa hordenaron que por quanto es Vso e costunbre enesta dicha
villa que
mientras que oviese vino enesta dicha villa que non se meta vino enella
para
vender por quese venda el vino dela villa hordenaron que ninguno ni
algunos vezinos ni barranos non sean osados de traer vino de fuera parte
para vender e
qual quier quelo troxiere que pierda el vino e los odres e que pague
seys cientos maravedis de pena, pero que qual quier vezino que oviere
menester vino para
su provision que demande acerca alos oficyales con juramento que faga
que lo
quiere para su provision quelo pueda fazer syn pena ninguna.
En 1.470, Diego Lopez de Pacheco, envía una carta
al Concejo de la villa de Almansa, alarmado por el hecho de que los Hidalgos de
la misma estaban comprando muchas propiedades. Y era para preocuparse, porque
como los Hidalgos no pagaban tributos, al pasar las fincas de los pecheros a su
poder, las rentas del Marques disminuían notablemente. Por tal causa, recordaba
a las autoridades de la villa sobre la costumbre que existía de que los "fijos-
dalgo" continuasen pechasen por los bienes comprados de pecheros, bajo la pena
correspondiente, como era de rigor.
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