Almansa Prehistórica

Dicen que el que "de ajeno se viste, por la calle lo desnudan", y como este traje me viene muy ancho (también) y no me gusta enseñar mis "vergüenzas", voy a dejar que otros mas puestos (y apuestos) se lo pongan y luzcan, limitándome a pasar sobre el tema como gato sobre ascuas.
Sin embargo, aconsejo al lector que para sentirse cómodo dentro del asunto, prescinda por completo de los conceptos generales vigentes que desfiguran o transforman toda visión retrospectiva, como son, por ejemplo, las divisiones territoriales actuales (y las de toda etapa histórica) pues ignoramos los limites de propiedad de la tierra que en aquellos remotos tiempos establecieron las familias o tribus asentadas en esta zona de Almansa.

He dicho "asentadas" con toda intención, porque no creo en el nomadismo como forma de vida en territorio fértil, por mas que los entendidos sostengan que los hombres del Paleolítico vivían a salto de mata de tras de los ganados.

Paleolíticas dicen ser (aunque de dos etapas), las pinturas rupestres de la "Cueva de la Vieja" y las menos conocidas de los abrigos del monte Arabi, junto a Yecla. Y nadie me hará creer que fueron pintadas durante un fin de semana, mientras el ganado sesteaba, ni siquiera en el transcurso de un invierno mas o menos obligado por los rigores climáticos.

No creo que hombre alguno haya abandonado jamas un territorio feraz, donde encontrara lo suficiente para subsistir, ni tampoco que viviera errante persiguiendo la caza, porque esta, sin motivos, tampoco emigra. Mas bien creo que hombres y bestias, ganados y personas, abandonaron al mismo tiempo un territorio, cuando, este, por cualquier motivo, dejaba de ofrecerles los medios imprescindibles para sobrevivir.

Tampoco es bueno admitir la definición genérica de "hombre cazador", o "labrador", para designar al habitantes de ciertas época, en el variopinto marco de la península Ibérica, porque en ninguna etapa pudo el hombre primitivo alimentarse exclusivamente de la caza o de la espiga, ni pudo ser una cosa antes que la otra, aunque según zonas encontrase mas facilidades para alimentarse cazando, que recolectando frutos silvestres, o viceversa.

Prescindiendo de la forma en que el Homo Sapiens hizo su aparición pues no influye que lo hiciera por la teoría evolutiva de Darwin, por medio del "huevo cósmico" depositado por extraterrestres, o por el soplo divino sobre el barro, lo cierto es que el hombre de Cro Magnon no era mucho mas inteligente que los otros animales con los que convivía, distinguiéndose de ellos (como ahora) en que estaba mucho mejor dotado por la Naturaleza para servirse de objetos extraños a su propio cuerpo.

Pero no hacia falta mucha inteligencia cuando la observación del entorno era una obligación constante y agudizada. Tampoco tenia que "imitar" a los animales, sino comportarse como uno mas que era. Y los granos que oculto en un agujero, germinaron al llegar la primavera como sucedía en algunos hormigueros y supo, desde muy antes, como se reproducían las plantas. Otra cosa es que lo necesitara aprovechar. Otro error es creer que el hombre construye su en torno, porque, aunque lo modifique (o sea, lo destroce), es el solar quien influye y configura al hombre que lo habita.
El clima, la aridez, la humedad, la flora, la fauna, los cultivos: todo contribuye a la formación intelectual y física del hombre.

El hallazgo del cobre tampoco represento un esfuerzo intelectual. Se buscaban piedras duras para hacer herramientas y se trabajaban a golpes. El cobre nativo fue tratado de la misma forma y se observaron sus propiedades. La habilidad del Homo Sapiens hizo el resto.

Sin embargo, no en todos los terrenos existía cobre a flor de tierra dispuesto a ser "encontrado". No fue, pues, cuestión de inteligencia. Otra cosa es la difusión del descubrimiento, cuyo secreto fue celosamente guardado por razones obvias y transmitido por cauces muy rigurosos de selección (clanes, familias, gremios, etc.). Así,mientras los habitantes de una parte de Iberia fabricaban las puntas de sus flechas con sílex, otros empleaban huesos de animales y los de mas allá endurecían al fuego las puntas de madera.

Donde no había o escaseaba la piedra, las cabañas se hicieron de barro o se habitaron las cavernas. Mientras unos secaban calabazas para guardar los líquidos, otros los conservaban en odres hechos con pieles de animales y algunos modelaron cuencos de arcilla.

Si a escala mundial cohexistieron diversos grados de cultura y todavía persiste el fenómeno no podemos pensar que en la península Ibérica el grado de civilización fuese uniforme, dada la variedad de su solar y las diferentes formas de riqueza que cada zona presenta.

La comunicación es una fuente invisible de riqueza que pocos desprecian. Pueblos bien comunicados (junto a ríos, costas o en pasos de montaña naturales), además de ser receptores de culturas ajenas, podían intercambiar objetos que les eran muy valiosos por su carencia o novedad. No son iguales los hombres del llano que los de la montaña, ni siquiera en su constitución física. Ser "hombre de mar", de "tierra adentro", "de secano" o "de huerta", es algo mas que una frase hecha para con sumo cotidiano y folklorista. Su significado define mentalidades, culturas y formas de vida completamente diferenciadas, en muchos casos, aun dentro de la misma población.

Ninguna de estas barreras naturales que hemos mencionado de pasada. se interpuso entre los hombres que pintaron en Alpera, los que trazaron las figuras del Arabi y los que habitaron los abrigos del Mugrón, en uno de los cuales, según Menendez Pidal en su HISTORIA DE ESPAÑA, también existían unas pinturas. (aunque aquí en Almansa nadie sepa nada de ellas), por lo que, ignorando si pertenecían a la misma familia o tribu, podemos asegurar sin temor al ridículo que pertenecían al mismo "pueblo". No hace mucho, un grupo de aficionados locales en contra, en un abrigo de la zona de la Sierra, próximo a la fuente del Rebollo, unas pinturas rupestres, que todavía no han sido catalogadas.

Don José Maria Soler Garcia, nuestro ilustre vecino de Villena, dice que en ese termino municipal se han encontrado mas de cincuenta yacimientos arqueológicos que hablan de otros tantos poblados prehistóricos. Y se han encontrado por el simple hecho de haberse buscado. Aquí, en Almansa, han sido los yacimientos los que han aflorado en busca de sus "descubridores". El mas importante de estos vestigios (y por con siguiente, el mas conocido y expoliado) se encuentra situado junto a la cola del Pantano, en el paraje denominado Sopahigon.

Se trata de un pequeño cerro llamado "El Púlpito" en el que han aparecido innumerables fragmentos de cerámica de distintos gruesos, colores y formas. Son barros toscos, de mala calidad y sin la cocción de los de Meca o Amarejo (que luego comentaremos). Los hay de color rojizo oscuro en su totalidad, o rojos por el lado convexo y negros por el cóncavo, así como de un gris plomizo con vetas rojas o viceversa. Son muy porosos, o así lo hace parecer la gran cantidad de granitos de arena de que están compuestos. Muchos de ellos se encuentran envueltos en cenizas y se parten con facilidad, como si estuvieran carbonizados. Los fragmentos mas delgados corresponden a pequeñas vasijas de uso común y los de barros gruesos, al parecer, a urnas cinerarias, cuyos restos han desaparecido, esparcidos, tal vez, por todo el yacimiento.

Las características mas notables de los fragmentos que corresponden a las vasijas, son unos pezones a modo de asas, lo que parece indicar que pertenecen al Neolítico, si hacemos caso a la opinión de Perez de Barradas. "Los vasos neolíticos dice fueron confeccionados a mano, y el torno no se conoció en la Península hasta el siglo V antes de Cristo.



 Nos ocuparemos brevemente de las formas y características mas generales.

Para la confección de la cerámica neolítica se utilizaron barros muy arenosos por lo general, y de paredes gruesas, y se emplearon barros finos, poco arenosos, lo que permitía un menor espesor y una mayor resistencia Se ve también, al lado de vasos bien trabajados, seguramente por obreros diestros, otros toscos, propios de la industria local o familiar.

El añadir arena a la pasta tuvo por fin darle mayor consistencia, y su estudio tiene gran interés para saber si los vasos proceden de talleres locales o si han sido exportados. Que la adición de arena fue premeditada nos lo prueba el hecho observado por Muller en Saint Loup (Isere, Francia), de que los granos no son de arena de río, sino de rocas machacadas.

Tampoco se empleo el torno, por lo que la cocción fue imperfecta y la pasta quedo poco tenaz, porosa y de color rojizo por fuera y gris por dentro. Las formas de los vasos son en principio sencillas y nacieron espontáneamente en varios sitios. Después, en el transcurso de los tiempos, se crearon una serie de focos cerámicos, cada uno de ellos con formas y decoración típica. Aparecen así grandes recipientes u ollas con base puntiaguda, esférica o en parte plana, escudillas, platos, tazas, cuencos, botellas, jarras,etc...

Además aparecen un sin fin de decoraciones que pueden consistir en incisiones, rellenas o no de pasta blanca, en el alisamiento de la superficie, en el estampillado, en los ornamentos en relieve, en la pintura en frío o en caliente y en el esmalte. Respondiendo a sus fines, los vasos neolíticos llevas asas, que varían en numero y en su colocación. Las sustituyen, a lo mejor, protuberancias en forma de pezones, o en sectores de circulo ondulado (Palestina)"

La descripción coincide completamente con la naturaleza de los fragmentos encontrados en el Púlpito.


El cerro en cuestión, es de reducidas dimensiones, por lo que en mi opinión se trata de un pequeño poblado.

Científicamente no se ha realizado ninguna excavación, pero, como ya se ha dicho, el lugar esta expoliado. Los objetos que aparecen en las fotos adjuntas han sido rescatados por aficionados locales y están depositados en la antigua Casa de la Juventud, en espera de mejor acomodo. Muchos de ellos ni siquiera están datados.

La cúspide de "El Púlpito", es una plataforma de forma rectangular, algo inclinada hacia Poniente, que mide aproximadamente cincuenta metros de Este a Oeste y unos treinta de Norte a Sur. En su lado Oeste, existe una pequeña trinchera, abierta en el periodo de la guerra civil del 36, para el emplazamiento de una pieza de artillería ligera (ametralladora, seguramente).

Esta clase de construcciones bélicas son muy frecuentes en los cerros de este paraje y fueron hechas, sin duda, para proteger la carretera de Montealegre, que pasa cerca de allí. Un camino recto, de gran pendiente, asciende por uno de los laterales y va a desembocar en la mencionada trinchera, por lo que es de suponer que fue construido para facilitar la instalación de la pieza y su posterior abastecimiento.

En las escarpadas laderas existen varias calzadas escalonadas y algunos cúmulos de piedras que acaso indiquen enterramientos.

Vista del acceso a la cumbre del cerro. Al fondo, tras los primeros montículos, nace el Pantano.
 FOTO NUMERO 2 tarjeta

Entre los numerosos peñascos desprendidos de la cumbre, hay uno de gran tamaño, detenido a medio camino, que a primera vista produce la impresión de haber formado parte de un muro colosal. Pero la Naturaleza juega a veces a confundirnos y en este caso, casi lo consigue.

FOTOS 3, 4 y 5 tarjeta

Muy cerca de "El Púlpito" y en la rambla que tras socavar los pies del cerro, va a desembocar en la cola del Pantano, existe una cueva o abrigo, que presenta huellas de haber sido habitada y en la que sus moradores disponían de un excelente horno. Como el suelo es de roca y el exterior esta constituido por los arrastres de la rambla, no es posible encontrar el menor vestigio, salvo, como en toda la zona, algún pequeño fragmento de cerámica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario