domingo, 7 de julio de 2013

La Guerra

Isabel y Fernando, que tenían el apoyo del gran cardenal don Pedro Gonzalez de Mendoza, los Manriquez de Lara, don Garcia Alvarez de Toledo duque de Alba y otros nobles con sus castillos y gentes.

Ante las amenaza portuguesa emprendieron una campaña propagandística buscando la adhesión de las ciudades y castillos mas importantes de Castilla (en la que colaboro grandemente el sector mas influyente de la Iglesia española), culminandola enviando "cartas a todas sus ciudades y villas para que fuesen bien guardadas, de manera que ninguna persona se pudiera apoderar de ellas y que con sus gentes acudiesen y estuviesen apercibidos para les servir y defender estos Regnos, segun que buenos e leales subditos son obligados a facer."

Los reyes, muy decididos, salieron a tomar posiciones centrales y en marzo, en Medina del Campo, reciben el castillo de La Mota, del duque de Alba y continuaron su marcha hacia Valladolid.

Isabel, siempre impetuosa, recorrió en pie de guerra los castillos y plazas del Centro y Sur; va por Peñafiel y Somosierra a Buitrago y Lozoya, camino de Alcalá, que dejo a un lado y en Toledo tuvo una apoteósica acogida, ocupando desde allí Ciudad Rodrigo y Trujillo con la Alta Extremadura.

Isabel ordena a Infantado que atacase el Castillo de Villena para evitar que las fuerzas de Alfonso de Portugal llegasen hasta allí.

El portugués había salido de su país desde Castelo e Vide y Portoalegre, por Alburquerque, mientras que el Conde de Marialba lo hizo desde Castelo Branco, con gran ejercito y asolaba el territorio hacia Coria.

Por su parte, el Marques de Villena fue con La Beltraneja desde Escalona a Plasencia y proclamo allí reyes de Castilla y Leon a Alfonso y Juana el 25 de mayo de 1.475.

Fernando, entretanto, aseguraba la frontera Norte con Portugal, haciendo jurar fidelidad a Salamanca y Zamora. Toro solo estaba a su favor en el castillo. Y en Zamora, a pesar de la adhesión se sus autoridades la situación era mas que dudosa.

En Plasencia y Arevalo, Alfonso se acuartelo esperando la llegada de su hijo Juan con refuerzos.

Isabel y Fernando, entonces, concentraron grandes fuerzas en Valladolid, pero no pudieron evitar la acometida del portugués que tomo el castillo de Toro, Zamora, Castronuño, Sieteiglesias y Cantalapiedra.

Luego Fernando tanteo las defensas de Toro y como las encontrara demasiado fuertes, se retiro. Sus partidarios, mientras tanto, habían conquistado en el frente Sur, la plaza de Ciudad Real y los castillos de Utiel, Almansa, Iniesta, Hellin, Tobarra, Requena, Humillas, San Clemente y casi todo el Marquesado de Villena. Tambien se sitio el alcázar de Madrid y se conquisto en Portugal Moura y el castillo de Ougela.

El duque de Villahermosa, hermano bastardo de Fernando, gran militar y primero que introdujo las piezas ribadoquinas en Castilla asediaba el castillo de Burgos, atormentándolo con lombardas e ingenios; Fernando, a la cabeza de su ejercito de vizcaínos, tomo la iglesia fortificada de la Blanca, baluarte del castillo burgalés.

Alfonso salia hacia Burgos para socorrer a su castillo y temiendo a Isabel, que estaba en Tordesillas, bajo por Castronuño a Arevalo y de allí, por Cuellar a Peñafiel, llegando a Baltanas, en la cuenca del Arlanzon, donde derroto e hizo prisionero al conde de Benavente, que le hizo frente desde posición desventajosa.

Isabel, para contrarrestar la amenaza, salio de Valladolid a Palencia, Torquemada y Pampliega, para caer sobre la retaguardia del portugués, si seguía hacia Burgos. Pero Alfonso, temiendo la tenaza del matrimonio, se retiro por el mismo camino que había traído pasando a invernar en Zamora y Toro.

En Leon, las gentes se rebelaron contra Isabel, pero esta, con su peculiar dureza, desbarato la rebelión. Acto seguido concertó con Fernando el bloqueo de las fuerzas de Alfonso.

Zamora y Toro están situados sobre cerros a la orilla derecha del Duero. La ciudad tenia su principal acceso por un puente del siglo XII, de 16 arcadas, alejado de la población, que por ello estaba muy fortificado.

Fernando intento pactar la entrega del puente y de la ciudad de Zamora, pero su defensor, Valdes, en respuesta, construyo un fuerte baluarte detrás de la entrada del puente. No le valió, porque el aragonés conseguiría tomar puente y baluarte, obligando a huir a Toro a Juana, Alfonso y Carrillo, dejando, sin embargo, bien fortificado y abastecido el castillo de Zamora.

Fernando sitio este nuevo obstáculo de tal modo que sus defensores no pudiesen salir ni ser socorridos,"haciendo once estanzas, con grandes cavas y empalizadas enderredor."

Mientras tanto, el castillo de Burgos seguía resistiendo y el aragonés se persono en el lugar para dirigir personalmente el ataque. Los sitiados causaban muchas bajas con sus lombardas y tiros y no pudiendo desmantelar las murallas, se abrieron seis minas, una por batería, que contaminaron los sitiados, habiendo combates subterráneos.

Se adelantaron las estanzas y se colocaron las lombardas, pasavolantes y demás tiros, tan cercanos al muro "que desde las torres podían alcanzarles las piedras tiradas a mano y abrieron brecha de mas de 20 pasos de anchura". El castillo cedió, al fin, tras nueve meses de asedio.

Isabel, por su parte, conquisto los castillos de Fuentesauco y Alaejo, cortando la retirada del portugués a Salamanca; este se situó frente a Zamora y en 1 de marzo de 1.476, al retirarse hacia Toro fue alcanzado y derrotado en la batalla del mismo nombre.

Con la derrota de Alfonso, que huyo a Portugal con La Guerra la Beltraneja, se rindieron los castillos de Zamora, Atienza, Caracene, Cevico y Ucles.

Pero no por eso termino la guerra. Segovia se sublevo de nuevo y hubo de ser sometida. El casco urbano de Toro no se entregaba a Isabel y Fernando, animado en su rebeldía por el obispo don Pedro de Fonseca.

El castillo de Toro, defendido por la famosa Maria Sarmiento, viuda de Juan de Ulloa, solo se rindió a Isabel después de un duro asedio.

Los "Católicos", cada cual por su lado, emprenden la ofensiva final. Isabel, por Extremadura y Sevilla consigue la rendición de los castillos de Jerez, Alcalá de Guadaira, Fregenal, Constantina, Aroche, Aracena, Lebrija, Alania, Rave y San Cristobal; Utrera se rindió excepto su castillo.

Fernando conseguía la capitulación del castillo de Cantalapiedra, Castronuño, Sieteiglesias y Cubillas.

Por conato de rebelión en Toledo, se desposeyó al arzobispo Carrillo de los castillos del patrimonio eclesiástico. Talavera, Alcalá la Vieja, Santorcaz, Uveda, Brihuega, La Guardia, Almonacid y Canales.

Durante la conquista del castillo de Garci-Muñoz, propiedad del Marques de Villena, murió el celebre poeta Jorge Manrique.

A Isabel y Fernando se le rindieron seguidamente los castillos de Chinchilla, Almorox, Maqueda y Escalona. El de Madrid fue expugnado con estanzas puestas desde la puerta de Guadalajara y finalmente se llego a la paz de Alcántara, que dio fin a esta guerra tras seis años de lucha. (1.474 a 1.479).

Los almanseños, como ya se ha dicho, que estaban deseando librarse de la soberanía del Marques, se declararon por los reyes Católicos. Pero no lo hizo así el alcaide de su castillo, Gonzalo de Hellin (que ya ha sido mencionado con anterioridad), el cual, fiel a su amo, se encerró en la fortaleza con un puñado de soldados y todos sus familiares dispuesto a resistir el empuje de Gaspar de Fabra.

Dadas las características de nuestro castillo, no sabemos cuanto tiempo hubiera necesitado el capitán de Fernando para rendir la resistencia del fiel alcaide, pero, además de la poca gente conque contaba el sitiado, tuvo la mala fortuna de que la peste (frecuente en aquellos tiempos y muchos mas en las guerras) se colara entre las almenas del castillo y se cebara con los defensores, de modo que Gonzalo de Hellin -según dicen las crónicas- vio morir a todos sus familiares y soldados antes de contraer el mismo la enfermedad, para presenciar finalmente como Gaspar de Fabra tomaba la fortaleza "a escala vista" (o sea, con toda comodidad).

La intervención del caballero Fabra en esta guerra, así como la de varios otros capitanes aragoneses, fue una medida política del Rey de Aragon don Juan II, para ayudar a sus hijos los Reyes Católicos, que habían solicitado su apoyo.

Con el fin de evitar torcidas interpretaciones, el propio Juan II envío a Valencia a su consejero Jaime Rosell, con orden para su lugarteniente, Conde de Cocentaina, de que continuara la guerra contra las poblaciones rebeldes a sus hijos, pero sin pregonarla públicamente, "ya que no es guerra de reino a reino". En cierto modo, fue una repetición de lo sucedido en tiempos de Jaime I y de su yerno Alfonso X El Sabio.

Uno de los capitanes de Aragon que intervinieron en estas acciones fue D. Luis Enriquez de Navarra, hijo del señor de Ablitas y Fontellas de Navarra, biznieto del rey Don Carlos II el Malo de Navarra; acudio a esta comarca desde la guerra de Granada -donde a la sazón luchaba-, capitaneando a cien caballeros, bajo las ordenes de Fernando el Católico.

A vencido en Almansa en 1.486, al casar con la señora del Carrascal, doña Juana Piñar de Barrionuevo.

Una vez ganada la guerra, las disposiciones de los reyes sobre el Marquesado se suceden con gran habilidad. En 31 de marzo, desde Medina del Campo, nombraron a Gaspar de Fabra Capitán y Justicia Mayor en Villena y en las otras villas y lugares donde residiese, y, en cumplimiento de las promesas que hicieron divulgar antes de la rendición, el mismo día 31 de marzo hicieron merced a Villena de las Salinas del Angostillo. Al día siguiente, 1 de abril, aun desde Medina del Campo, confirmaron a Villena todos sus privilegios, mercedes y franquicias.

Comprendió el Marques, don Diego, el final desastroso que le esperaba, y, habiendo cumplido lo que creyó un deber de caballero, que era el de casar a su tutelada "La Beltraneja" de forma adecuada, decidió volver a la obediencia de los Reyes antes de que la partida estuviese totalmente perdida. Para ello, gestiono del Rey de Aragon que interviniera cerca de sus hijos (los reyes Católicos) para lograr el perdón que empezó a solicitar públicamente, añadiendo a estas gestiones la solicitud de ayuda del Cardenal Mendoza una de las personas mas influyentes del bando vencedor.

El sometimiento del Marques no fue aceptado inmediatamente y la perdida de villas y lugares continuaba de forma alarmante. Don Diego ideo entonces una ofensiva política contra Don Pedro Fajardo, uno de sus mas temibles enemigos, que era Adelantado de Murcia y jefe militar de las tropas que operaban contra el marquesado. Como era de preveer que don Diego conseguiría el perdón, envío diversas cartas al Adelantado en las que le notificaba sus sometimiento y la conveniencia de que sacara sus fuerzas del territorio, ya que el estado de guerra había cesado y el se encontraba de nuevo al servicio de los reyes.

Aparte de ello, hizo divulgar que don Pedro Fajardo se encontraba en desgracia con los Reyes Católicos por ciertas causas secretas, y, para dar mayor veracidad a esta calumnia, falsifico una cédula real que hizo llegar a manos del propio Adelantado.

El equivoco dio sus frutos y la reina ordeno a don Pedro Fajardo continuar la guerra, aunque, finalmente, apreciando las ventajas que se le ofrecían y la calidad de tantos solicitantes, decidió aceptar la rendición del Marques.

Por documento firmado en Valladolid en 22 de marzo de 1.476, los Reyes Católicos daban su fe y palabra real, tanto al Marques como a sus compañeros de bandería, Maestre de Calatrava y Conde de Ureña, de no molestarles mientras se negociaba acerca de la obediencia que iban a prestarles, aunque en la contratación con el de Villena habría alguna dilación por lo complicada que resultaba.

Mientras tanto, el Rey de Aragon quiso hacer comprender a sus hijos la ventaja que resultaría de la rendición de tan importante personaje como era don Diego, que aun poseía Trujillo y Madrid, y para fortalecer la posición del Marques ordeno levantar el cerco a los castillos de Villena y Sax. De ello se quejo Fernando el Católico a su padre, pidiéndole que revocara la orden, al tiempo que le comunicaba el alzamiento por los reyes de Chinchilla y Almansa, con lo que aseguraba su triunfo.

Pero ya Pedro Pacheco, alcaide del castillo de Villena, había enviado como parlamentarios a su sobrino y a Hernando de Alarcon para solicitar una tregua y firmar un asiento de capitulación con Gaspar de Fabra, a quien entregarían la plaza sin lucha caso de no recibir socorros en un plazo determinado. Esto sucedía en 22 de julio de 1.476.

Fabra envío entonces una extensa relación al Rey de cuanto había sucedido y del estado en que se encontraba el Castillo, en la creencia de que sus ocupantes se entregarían antes de finalizar el plazo que les había concedido. A su entender, urgía la ocupación porque, si no se rendía el alcaide de la cabeza del Marquesado, que era además, pariente del Marques, tenia seguridad de que, en muy breve plazo, otras muchas fortalezas se entregarían sin necesidad de combatirlas.

El 22 de agosto de 1.476, desde Segovia, extendieron los Reyes de la carta de perdón que habían solicitado los vecinos de Villena y que Gaspar de Fabra les prometió obtener de los monarcas.

Todavía estaba cercada la fortaleza de Villena, cuando, en 11 de septiembre de 1.476, se firmaron las capitulaciones entre don Diego Lopez de Pacheco y los Reyes Católicos.

La capitulación definitiva se firmo en Belmonte el 1 de marzo de 1.480. Se conserva en el Archivo General de Simancas y ha sido publicado por Juan Torres Fontes en "La Conquista del Marquesado de Villena en el Reinado de los Reyes Católicos" (Madrid, 1.953. "Separata de la Revista Hispania",I) trabajo fundamental para el estudio de toda esta complicada cuestión.

Los puntos principales de la capitulación pueden resumirse del siguiente modo:

a).- Quedaban para la Corona Real, Chinchilla, Villena, Almansa, Utiel, Albacete, Hellin, Tobarra, Yecla, Sax, Villanueva de la Jara, Iniesta, Ves, La Roda, San Clemente, El Peral, La Motilla, Barchin, Gabaldon, Villarrobledo, El Bonillo, Lezuza, Munera, Villanueva de la Fuente y todos los lugares que se habían alzado por los Reyes en el transcurso de estos años.

b).- Los Reyes darían al Marques dos millones de maravedis al año, equivalentes a las rentas de Chinchilla, Almansa y las demás Villas del Marquesado que pasaban a la Corona. De ellos se restarían trescientos cincuenta mil maravedis para las tenencias de las fortalezas de Almansa, Chinchilla, Hellin, Villena, Sax y Ves, que quedaban para los Reyes.

c).- El Marques alzaría el homenaje que le hizo Sancho de Arroniz, Alcaide de Requena, por la tercería del castillo de aquella plaza en garantía del de Sax. Devolvería asimismo, si lo tuviera en su poder, el documento en que constaba la capitulación de 1.476.

d).- Se restituirían a don Diego todas sus prerrogativas y privilegios anteriores y, entre ellos, el titulo de Marques de Villena y el cargo de Mayordomo Mayor.

Y fue de este modo como las antiguas "Tierras de don Juan" estado semifeudal de los Manueles, que Juan II convirtió en el primer marquesado de Castilla y Leon, se desmembraron definitivamente.


MERCEDES DE ISABEL Y FERNANDO
Casi acto seguido, los Reyes Católicos confirmaron MERCEDES DE ISABEL Y FERNANDO a las villas y ciudades que les habían sido fieles o habían colaborado con su victoria, todos los privilegios que habían obtenido de los reyes anteriores y la villa de Almansa, además, recupero algunas prerrogativas que le habían sido suprimidas o usurpadas por los Marqueses. Claro que esto no duro demasiado tiempo y poco a poco, conforme se consolidaba el poder de la Corona, las poblaciones vieron mermada su "independencia" administrativa, judicial y hasta comercial.

En 1.504, desde Medina del Campo, Isabel y Fernando ordenaron al Gobernador del Marquesado que no consintiera que los diezmeros de los puertos de Chinchilla, Yecla y Almansa, cobrasen a los vecinos de Villena y Almansa el derecho de dos maravedis del pan que transportaban de unos a otros lugares de los reinos de Castilla para provisión de sus casas, salvo si lo sacaren para fuera de sus reinos y que les fuera devuelto lo que por este motivo habían pagado injustamente.

"Don Fernando et donna Ysabel, etc. A vos, el que es o fuere nuestro Governador o juez de residencia del nuestro Marquesado de Villena o a vuestro alcalde mayor en el dicho oficio, e a cada vno de vos a quien esta nuestra carta fuere mostrada, salud e gracia. Sepades que por parte de los Concejos e omes buenos de las villas de Villena et Almansa nos fue fecha relacion de los puertos de Chynchilla e Yecla e Almansa e sus guardas, diz que facen que los vezinos delas dichas villas de Vyllena e Almansa les paguen dos maravedis en cada uno de los dichos puertos, de registro del pan que los vezinos de las dichas villas llevan de la dicha cibdad de Chynchilla e de las dichas villas de Yecla e Almansa para la provisyon de sus casas, nunca lo avyendo pagado ni costumbrado pagar fasta aqui, en lo que diz que sy asy pasare, los dichos sus partes rescibirian gran agravio e danno, e nos suplico en el dicho nombre cerca ello lo mandasemos proveer, mandando que de aqui adelante no les llevasen la dicha ympusicion, pues diz que fasta aqui nunca lo avian acostumbrado pagar, yhera nueva ympusicion lo que agora se les pedia e llevaba injustamente, o como la nuestra merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro Consejo, por quanto segund las leyes del nuestro quaderno de los diezmos e aduanas de los puertos de nuestros rreynos que cerca desto dispone, los dichos derechos de los vezinos de las dichas villas que cargaren e llevaren el dicho pan del vn lugar al otro para la provisyon de sus casas, salvo solamente de las personas que sacaren pan destos nuestros rreynos para lo llevar para otros rreynos comarcanos, teniendo licencia de nos para ello, mandamos dar esta nuestra carta para vos en la dicha razon, e nos tovimoslo por byen. Por que vos mandamos que de aqui adelante no consyntades nin dedes lugar a que los dichos dezmeros de los dichos puertos nin alguno dellos pydan nin lleven a los vezinos de las dichas villas de Vyllena e Almansa los dichos dos maravedis del pan que llevaren por estos nuestros rreynos de vnos lugares a otros para la provision de sus casas, salvo de lo que sacaren para fuera de nuestros rreynos, commo las dichas leyes lo disponen.
E asy mismo vos mandamos que ayays ynformacion que maravedis son los que dichos dezmeros han llevado a las dichas personas contra el tenor e forma de las dichas leyes, e todo lo que fallaredes que los ovieren llevado injustamente, gelo fagades tornar e restituyr con mas las penas contenidas en las leyes de nuestros rreynos que cerca desto disponen.
E los vnos nin los otros non fagades nin fagan ende al por alguna manera so pena de la nuestra merced e de diez mill maravedis para la nuestra camara a cada vno que lo contrario fizyese.
E demas, mandamos al ome que vos esta nuestra carta mostrare, que vos emplaze que parezcades ante nos en nuestra corte, do quier que nos seamos, del dia que vos emplazare fasta quinze dias primeros syguientes, so la dicha pena. So la qual mandamos a qual quier escrivano publico que para esto fuere llamado, que de ende al que vos la mostrare testimonio sygnado con sy sygno por que nos sepamos en como se cumple nuestro mandado.
Dada en la villa de Medina del Campo, a veyntidos dias del mes de henero, anno del nascimiento de nuestro Salvador Ihu. Xpo. de mill e quinientos e quatro annos, Jo., episcopus carthaginensis. M, doctor, archiepiscopus de Talavera (Rubrica) Licentiatus Ortueta (Rubrica) Franciscus Tello, licenciatus (Rubrica) Licenciatus Moxica (Rubrica) Licenciatus de Santiago (Rubrica). Yo, Bartolome Ruyz de Castañeda, escrivano de camara del Rey e de la Reyna nuestros sennoresm ka fuz escrivir por su mandado con acuerdo de los de su Consejo (Rubrica).


Al pie: "Al Governador del Marquesado de Vyllena, que de aqui adelante non consyentan pedir nin levar a los dezmeros de los puertos de Chinchilla e Yecla e Almansa los dos maravedis que diz que han pedido e llevado a los vezynos de las dichas villas y ayan ynformacion que maravedis eran los que los dichos dezmeros han llevado a las dichas personas contra el tenor de las dichas, e lo que fallaren averselos llevado ynjustamente ge lo faga restituyr con las penas contenidas en las leyes destos rreynos". (De la "Relacion de Villena de 1.575.- Jose Maria Soler Garcia.- Alicante, 1.974).

Al lector puede parecerle extraño que los aduaneros del puesto de Almansa cobrasen a los propios vecinos de la villa por entrar o sacar el pan que necesitaban. Es bien sencillo, las aduanas eran los negocios casi mas productivos que existían en aquellos tiempos y como para obtener su arriendo se necesitaba un capital importante, están concesiones solían recaer casi siempre en manos judías.

Como dato curioso diré que los Reyes Católicos pararon por Almansa el día 5 de agosto de 1488, de regreso a Madrid, después de haber estado en Valencia y Murcia.

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