lunes, 8 de julio de 2013

Religión y Templos en Almansa

Todo tiene un origen común; unos principios que se remontan a los albores de la Humanidad, allá cuando los hombres tenían su morada en las cuevas, grutas o cavernas.

Pero el simple abrigo en la concavidad de la roca, la grieta entre basaltos, o la profunda caverna, no solo sirvió al hombre primitivo de vivienda; acurrucado en el fondo de la concavidad, el hombre revive el periodo protegido en el claustro materno. El seno de la madre tierra le cobija ante la descomunal fuerza de la Naturaleza que inunda el exterior, lo incendia, lo agita en terribles convulsiones o lo puebla de voraces animales.

Por estas causas, los techos de las cavernas - templos naturales - se llenaron de dibujos mágicos que reproducían un cielo poblado de arquetipos para ser invocados durante las prolongadas etapas inverna- les, o para ambientación de ritos iniciáticos entre elegidos... o en solitarios oráculos de chamanes y sacerdotes, así como en /quien sabe/ cuantas ceremonias de contacto entre lo divino y lo humano... entre el hombre y lo desconocido superior.

Todas la religiones históricas recogen y desarrollan el símbolo místico de la bóveda, desde la inevitable Altamira hasta las mas modernas catedrales cristianas.

Cavernas, fuentes y piedras, fueron los elementos naturales propicios para que se estableciese el dialogo entre los hombres y los dioses; lugares señalados para citas con la divinidad..., rincones aislados por la magia de la Naturaleza donde la intimidad del espíritu podía manifestarse con entera libertad.

Con el paso del tiempo, los hombres dejaron de vivir en las cavernas, pero los dioses no las abandonaron. Sus símbolos en forma de dibujos, piedras, conchas y mil objetos mas, permanecieron bajo la bóveda esperando la visita de los hombres para inspirarles en su dialogo con la divinidad.

Los dioses invocados cambiaron de nombre y los ritos de comunicación sufrieron variaciones, pero los lugares siguieron conservando su poder de concentración mágica, su "encanto", su valor sobrenatural para proporcionar la conexión entre lo divino y lo humano.

El cristianismo, o mejor dicho, la Iglesia Católica, en lucha constante contra las creencias paganas, logro destruir lo que en ellas había de superfluo, ornamental o decorativo, pero nada pudo contra los mitos universales, que tuvo que asimilar y rebautizar con nombres cristianos, para ir los transfigurando, paralelamente a su propia evolución.

Don Marcelino Menendez Pelayo, del que nadie puede pensar que emplease su pasmosa erudición en menoscabar la doctrina cristiana, ni en detrimento de la Iglesia Católica, en su "HISTORIA DE LOS HETERODOXOS", al referirse al tema "Creencias y ritos en la Prehistoria", dice cosas tan interesantes como estas:

"Algunos dólmenes llegaron a cristianizares, convirtiéndose en capillas"... "Abundan en Galicia los piedras oscilatorias, llamadas allí "pedras d`embade", "moventes", "abaladoiras", "cabaladas o cabaleiradas", y algunas de ellas han sido cristianizadas con piadosas leyendas. La mas celebre es el inmenso bloque de Mugía (Piedra de la Virgen de la Barca)."
"No consta que el bárbaro culto de Moloch fuese practicado nunca en España: lo cual no deja de sorprender, si se tiene en cuenta que era el dios nacional de Cartago, donde apenas se ha encontrado ninguna tabla votiva en que no aparezca su nombre. En cambio, Astarot o Astarte, la Tanit cartaginesa, que bajo uno de sus aspectos era una deidad lunar que solía representarse con cuernos, y bajo otro era la "gran madre", el símbolo del principio femenino de la naturaleza, Afrodita o Venus en suma, deidad predilecta de los marineros y traficantes, no solo tiene amplia representación en las monedas de la Betica, como veremos enseguida, sino que con el nombre sirio de "Salambo", y combinándose con el culto de Adonis, conservaba todavía en el siglo III de nuestra era numerosos y fervientes devotos que prolongasen sus misterios y sus fiestas, como nos lo revela uno de los mas curiosos documentos de las antigüedades eclesiásticas de la antigua Hispalis".

Sin pretender agobiar con los múltiples "pelos y señales" que nos ofrece la bibliografía sobre este aspecto, diremos que la Virgen de la Rabida, por ejemplo, tiene una historia muy similar en su desarrollo a la de la Virgen de Belén.

"Ha sido descrita muchas veces -dice el Espasa. Tomo 49, pag 60- es pequeñita, de alabastro. La leyenda le atribuye orígenes apostólicos, la tradición la envuelve entre los pliegues de la historia regional.

Fue traída al lugar de La Rabida por un marino de Palos y colocada en el altar, purificado de Proserpina (Siglo III). En torno suyo broto la fe cristiana en toda la comarca. En la irrupción de los árabes fue ocultada en el fondo de la ría; unos pescadores que por la mañana habían recibido la bendición del padre guardián en la misa, la sacan entre sus redes y la devuelven al santuario. Ha sufrido evidentes restauraciones; arqueológicamente no se le puede atribuir una antigüedad mas arriba de la segunda mitad del siglo XIV, pertenece a una escuela de escultura andaluza, de la que hay varios ejemplares en la catedral y otras iglesias de Sevilla"...
Tal vez mas significativo para el lector que estos párrafos anteriores sea el hecho comprobado Todo tiene un origen común; unos principios que se remontan a los albores de la Humanidad, allá cuando los hombres tenían su morada en las cuevas, grutas o cavernas.

Pero el simple abrigo en la concavidad de la roca, la grieta entre basaltos, o la profunda caverna, no solo sirvió al hombre primitivo de vivienda; acurrucado en el fondo de la concavidad, el hombre revive el periodo protegido en el claustro materno. El seno de la madre tierra le cobija ante la descomunal fuerza de la Naturaleza que inunda el exterior, lo incendia, lo agita en terribles convulsiones o lo puebla de voraces animales.

Por estas causas, los techos de las cavernas - templos naturales - se llenaron de dibujos mágicos que reproducían un cielo poblado de arquetipos para ser invocados durante las prolongadas etapas inverna- les, o para ambientación de ritos iniciáticos entre elegidos... o en solitarios oráculos de chamanes y sacerdotes, así como en /quien sabe/ cuantas ceremonias de contacto entre lo divino y lo humano... entre el hombre y lo desconocido superior.

Todas la religiones históricas recogen y desarrollan el símbolo místico de la bóveda, desde la inevitable Altamira hasta las mas modernas catedrales cristianas.

Cavernas, fuentes y piedras, fueron los elementos naturales propicios para que se estableciese el dialogo entre los hombres y los dioses; lugares señalados para citas con la divinidad..., rincones aislados por la magia de la Naturaleza donde la intimidad del espíritu podía manifestarse con entera libertad.

Con el paso del tiempo, los hombres dejaron de vivir en las cavernas, pero los dioses no las abandonaron. Sus símbolos en forma de dibujos, piedras, conchas y mil objetos mas, permanecieron bajo la bóveda esperando la visita de los hombres para inspirarles en su dialogo con la divinidad.

Los dioses invocados cambiaron de nombre y los ritos de comunicación sufrieron variaciones, pero los lugares siguieron conservando su poder de concentración mágica, su "encanto", su valor sobrenatural para proporcionar la conexión entre lo divino y lo humano.

El cristianismo, o mejor dicho, la Iglesia Católica, en lucha constante contra las creencias paganas, logro destruir lo que en ellas había de superfluo, ornamental o decorativo, pero nada pudo contra los mitos universales, que tuvo que asimilar y rebautizar con nombres cristianos, para ir los transfigurando, paralelamente a su propia evolución.

Don Marcelino Menendez Pelayo, del que nadie puede pensar que emplease su pasmosa erudición en menoscabar la doctrina cristiana, ni en detrimento de la Iglesia Católica, en su "HISTORIA DE LOS HETERODOXOS", al referirse al tema "Creencias y ritos en la Prehistoria", dice cosas tan interesantes como estas:

"Algunos dólmenes llegaron a cristianizares, convirtiéndose en capillas"... "Abundan en Galicia los piedras oscilatorias, llamadas allí "pedras d`embade", "moventes", "abaladoiras", "cabaladas o cabaleiradas", y algunas de ellas han sido cristianizadas con piadosas leyendas. La mas celebre es el inmenso bloque de Mugía (Piedra de la Virgen de la Barca)."
"No consta que el bárbaro culto de Moloch fuese practicado nunca en España: lo cual no deja de sorprender, si se tiene en cuenta que era el dios nacional de Cartago, donde apenas se ha encontrado ninguna tabla votiva en que no aparezca su nombre. En cambio, Astarot o Astarte, la Tanit cartaginesa, que bajo uno de sus aspectos era una deidad lunar que solía representarse con cuernos, y bajo otro era la "gran madre", el símbolo del principio femenino de la naturaleza, Afrodita o Venus en suma, deidad predilecta de los marineros y traficantes, no solo tiene amplia representación en las monedas de la Betica, como veremos enseguida, sino que con el nombre sirio de "Salambo", y combinándose con el culto de Adonis, conservaba todavía en el siglo III de nuestra era numerosos y fervientes devotos que prolongasen sus misterios y sus fiestas, como nos lo revela uno de los mas curiosos documentos de las antigüedades eclesiásticas de la antigua Hispalis".

Sin pretender agobiar con los múltiples "pelos y señales" que nos ofrece la bibliografía sobre este aspecto, diremos que la Virgen de la Rabida, por ejemplo, tiene una historia muy similar en su desarrollo a la de la Virgen de Belén.

"Ha sido descrita muchas veces -dice el Espasa. Tomo 49, pag 60- es pequeñita, de alabastro. La leyenda le atribuye orígenes apostólicos, la tradición la envuelve entre los pliegues de la historia regional.

Fue traída al lugar de La Rabida por un marino de Palos y colocada en el altar, purificado de Proserpina (Siglo III). En torno suyo broto la fe cristiana en toda la comarca. En la irrupción de los árabes fue ocultada en el fondo de la ría; unos pescadores que por la mañana habían recibido la bendición del padre guardián en la misa, la sacan entre sus redes y la devuelven al santuario. Ha sufrido evidentes restauraciones; arqueológicamente no se le puede atribuir una antigüedad mas arriba de la segunda mitad del siglo XIV, pertenece a una escuela de escultura andaluza, de la que hay varios ejemplares en la catedral yde que el "pilar" donde se adora a la Virgen de Zaragoza (La Pilarica), sea un dolmen, objeto de la expectación religiosa de muchas generaciones anteriores a Cristo.

Tambien, para ampliar los conceptos, podría hacerse mención, siguiendo el hilo de la trama, de las múltiples "Vírgenes negras" de la geografía peninsular. Pero como no se trata aquí de hacer una tesis doctoral, sino de componer un paisaje de datos donde los lectores puedan situarse con comodidad, prescindiremos de entrar en mas detalles.

Mucho antes de Jesucristo, los nimias ejeos adoraban en el monte Lafistio, bajo la forma de carnero, al dios del cielo Llamado Dio, que era reconocido como el hijo de la "diosa madre".

Esta diosa madre, era conocida en Frigia como Cibeles, en Fenicia como Astarte, en Egipto como Isis, en Sicilia como Proserpina en Creta era llamada Rhea, en Atenas, Palas y Atenea; entre los hiperbóreos se conocía como Samotea; otros la llamaron Diana, Agdistis, Dindimene, Hera, Juno, Musa, Hecate... y Mariane.

La Iglesia lo ha dicho infinidad de veces: "Virgen solo existe una: la madre de Jesús". A pesar de eso, la Virgen del Rocío no es la misma que la Virgen del Pilar, por ejemplo. O si no, que las cambien de altares y veremos lo que dicen sus devotos.

A un pueblo -sea el que sea- de creencias milenarias, no se le puede decir a bote pronto o de golpe y porrazo: "todo eso que creías, no es cierto; ahora debes creer esto, que es la verdad".

El cristianismo, en su expansión, no tuvo mas remedio que ir suplantando poco a poco las imagenes paganas, pero no pudo cambiar los lugares de adoración, ni los ornamentos físicos que componían la creencia -imagen incluida-. Por eso las imagenes se parecen tanto a los dioses paganos; llevan sus mismos atributos y son patrocinadores de las mismas virtudes y gracias, conservando, como es lógico, el conducto mágico de la comunicación entre el hombre y la divinidad.

La Virgen Maria es la misma Mariane pagana... Es la "diosa madre", que según las fiestas cristianas del calendario eclesiástico, concibe a su hijo (Anunciación a Concepción del Señor) el 25 de marzo de cada año y lo pare nueve meses después (Fiesta de la Expectación -o parto- asignada al 18 de diciembre, que fue agregada al calendario general por la Iglesia en el siglo XVII) y ocho dias antes de la Navidad (que antes se celebraba el seis de En la "Historia de España", de Montenegro, se dice que: "Griegos y fenicios dejaron a lo largo de la costa múltiples santuarios dedicados a sus dioses patrios:Astarte, Kronos, Venus, Isis, Hathor, Tanit, Melkart, Zeus, Diana, Apolo, Artemisa, Demeter, etc. Muchos de estos dioses de importación encontraron eco favorable en lo población y fueron asimilados a dioses propios o fueron imitados en su representación externa.

Conocemos diversos santuarios de los iberos que nos han permitido señalar algunas de sus ideas religiosas. Entre los santuarios son notables: El Collado de los Jardines y Castellar de Santisteban (Despeñaperros), La Luz y Cigarrejo (Murcia), El Cerro de los Santos y Llano de la Consolación (Montealegre) y La Serreta (Alcoy). Allí llevaban los devotos sus ofrendas: frutos, panes, animales y figuras humanas. Todo ello donado con finalidad imprecatoria o de agradecimiento, constituye un precioso tesoro del arte ibérico.

El carácter sagrado de estos lugares viene indicado por la cantidad de exvotos que hemos encontrado: brazos, piernas, ojos, cabezas y animales (como los que actualmente podemos contemplar nosotros, los almanseños, en el Santuario de la Virgen de Belén, pero estos confeccionados con materiales modernos y no tallados en piedra o en metales, como aquellos).

A veces -sigue diciendo Montenegro- estas figuras tienen una gran perfección, como la Dama de Elche; estas imagenes mas acabadas serian las propias del santuario, encargadas por los sacerdotes, o regalos principescos.

Con frecuencia las imagenes están en actitud de adoración. Es curioso que muchos de estos centros ya venían siendo lugares de culto y reunión desde tiempos prehistóricos. Y no pocos pasaron a ser centros cristianos de culto y lugar de romería, tan extendidos por la Península".

Maria, la Tanit de los iberos... y los gitanos: la "diosa lunar con cuernos".

Son incontables las imagenes de la Virgen Maria sobre los cuernos de la luna. Y había muchas mas, pero al deteriorarse con el tiempo y precisar ser restauradas, ya no regresaron a sus altares de origen con los mismos atributos. Y en muchas ocasiones en que las "manos expertas" encargadas de la restauración, no lograban una transformación adecuada, se producía una suplantación, o cambio de imagen.

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